domingo, 22 de junio de 2008

Ecos de la Semana Social

Ya observe en la puerta de la pagina, la alcayata y el letrero que decía "cuelga aquí tus opiniones, quítate los zapatos, babuchas o botas y entra, serás bienvenido" .


Lejos esta de mi la idea de crear polémica sea el tema que sea, pero sobre aquella famosa semana y sus repercusiones aun me faltan piezas del puzzle.

En los días a que se refiere este jirón de la historia, algunos ya me escribieron y con sus autorizaciones previas comparto con vosotros sus recuerdos sobre el tema, si alguien tiene algo que decir que lo diga ahora o calle para siempre (jejeje) emerito11@free.fr

Y de Rogelio Paredes creo que de Vigo quien sabe de el?

Escribe Pedro Plana Pañart:

Hola Emilio:

Soy Pedro Plana Pañart. Tuvimos relación en aquellos años (58 al 62). Yo estuve un año más, hasta terminar maestría. Fui buen chico y no me metí con los curas ni con los “políticos”. Nuestro tema de relación pudo ser, más que otra cosa, la fotografía. Recuerdo algunos comentarios tuyos, como uno acerca del cuidado al encuadrar, procurando tener algún objeto de relleno (como ramas de árbol), donde no aparecían figuras, para equilibrar el cuadro.

Por entonces yo tenía muy poca inquietud por los temas sociales. Ninguna. En casa se procuraba no hablar de ellos. Mi padre era de los perdedores y siempre quiso que nosotros, sus hijos, no fuéramos por la calle buscando lo que él no había encontrado. Había mucha precaución, porque se había pasado mucho miedo. Y había, todavía, represión. Eso lo fui viendo después de dejar la Laboral.

No recuerdo aquella Semana Social como tal, es decir, con esa denominación, pero sí que asistí esporádicamente a alguna sesión de las conferencias. Antes había tenido un par de clases de una asignatura cuyo nombre no recuerdo (¿Organización Laboral?), dadas por D. Plutarco Marsà Balcells. Recuerdo bien su nombre completo porque nos dio a cada uno una tarjeta. La conservo. Para mí fueron una apertura de horizontes insospechados, porque jamás nadie me había hablado con tal claridad. Pero sin ninguna explicación, esas clases se cortaron, y volvió D. Julio a seguir contándonos sus historias de “Braña”, en las horas de la asignatura que volvió a llamarse FEN. Me habían interesado mucho las ideas que transmitió D. Plutarco y me apunté a unos seminarios o tertulias “políticas” entre alumnos, que se desarrollaron en algún despacho de la planta baja del Paraninfo. Creo que estabas tú entre ellos. Asistí a una o dos. No sé si siguieron funcionando, pero yo tenía ya mi calendario ocupado con el Gúlmont, y tuve que escoger.

De las conferencias en cuestión recuerdo muy bien la crispación que suscitaron. Algunas de las frases que tú reproduces, me suenan como escuchadas allí, y fueron la primera manifestación que yo viví de que existiera algún desacuerdo con el régimen, y me confirmaron también que algunas impresiones que mi padre me había transmitido sin quererlo, existían realmente en la calle. Me llamó mucho la atención, por la rotundidad de su expresión, un compañero nuestro, creo que rubio y con gafas, cuyo nombre era Efrén, si no recuerdo mal. No volvimos a verle. Se hizo popular por su coraje, por hablar sin miedo de lo que “no se podía decir”, pero nadie pareció interesarse por lo que había sido de él. De ti tampoco supimos nada más. Alguno te echó en falta, pero había muchas “extinciones de beca” que corrían de boca en boca pero que nadie explicaba. Simplemente desapareciste. No sé si alguien lo relacionó temporalmente con “esas conferencias”. Yo no. La Laboral siguió su ruta pautada.

Mucho después, en el 68, las ideas inundaron el ambiente. Yo estuve entonces estudiando en Madrid y viví un renacimiento, pero todo el mundo hablaba y se formaban unas empanadas ideológicas de las que pocos salían con rumbo. Allí empezaron otras inquietudes. Y otro tiempo. De la primera ocasión que tuve, yo no me había enterado.

Si te puede servir de consuelo, a mí me exiliaron en 1976. Participé en una Semana de Conservación de las Cuevas, y denunciamos la contaminación de los acuíferos subterráneos de Burgos por parte de una gran empresa. Mi nombre se oyó y alguien que por entonces dominaba el cotarro de la construcción en la provincia, influyó para que mi empresa me requiriese en la obra que tenía en Galicia para acoger a los díscolos. Burgos era aún la Capital de la Cruzada, y siguió siéndolo en buena medida por mucho tiempo. Volví al cabo de diez años. Debía haber aprendido, entonces, que para dedicarse a la política hay que tener la espalda cubierta y saber esconder el culo, pero he seguido recibiendo palos. No se puede andar por libre.

Me ha alegrado mucho redescubrir esta faceta tuya, de la que me había olvidado.

Recibe un abrazo

Pedro Plana


Escribe Vicente Cano Martínez:


Amigo EMILIO:

HOY 16 de junio de 2008 he podido ver tu blog y me lo he bajado completo, referente a la famosa "SEMANA SOCIAL".

Yo creía ser el único que la recordaba y me ha hecho feliz ver que hay otro o quizás hay otro o quizás otros, que también la recuerdan.

Yo estaba en Gran Capitán y colaboré con Emilio Paredes (espero que al fin se convirtiera en el poeta que quería ser) y junto a otro compañero, elaboramos nuestra participación en la susodicha semana social, que acordamos fuera desarrollada por él.

Efectivamente, como tú recuerdas, aquello trajo cola para ti y también para mí, porque también me expulsaron muy "elegantemente", con la excusa de tres asignaturas que me suspendieron, precisamente en aquellas que yo llevaba muy bien, pues como quizás recuerdes, o por lo menos así era en los laborales que estudiábamos para sacarnos un oficio, la suspensión de tres asignaturas suponía la pérdida de la beca.

En fin, tengo muchas anécdotas que podría contarte y una que no quiero dejar de hacer es que D. Plutarco Marsá Vancells, era un tío "cojonudo", del cual guardo un magnífico recuerdo y su tarjeta personal, y al que efectivamente expulsaron, multaron y procesaron, condenándolo a 2 meses de cárcel(que no se si llegó a cumplir.

Pero bueno todo aquello pasó y sólo queda el recuerdo, y yo lo reviví junto con otros compañeros del colegio, de aquellos años, que de alguna manera me han hecho reconciliarme con el pasado y que guardo en mi corazón, como una experiencia que me permitió conocer el significado de la palabra camaradería, compartiendo con mi quinteto de íntimos aquellos años duros donde lo que uno tenía (que era muy poco), era de los cinco. En fin...

Un saludo muy afectuoso de tu ex compañero:

Vicente Cano Martínez

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